
Esta mañana me he levantado con la resaca de la fiesta que vivimos ayer, una alegría inmensa que nos echó a la calle y que hizo que todo un pais y nuestro pueblo disfrutásemos de lo lindo. Como he comentado en mi último post (anterior) me fuí con los amigos a la fuente, allí muchísimas personas, conocidas, desconocidas, había mucha gente. Lo normal en este tipo de celebraciones es contaminarse de esa euforia y a todo el que conoces abrazarle, gritar con él, saltar...etc. Entre mucha gente apareció un conocido, un amigo, una persona conocida por todo el pueblo y nos abrazamos para festejar la victoria de la selección, Luis Carlos. Nos dimos la enhorabuena y nos abrazamos, era lo normal, lo lógico en la situación y continuó la fiesta. Nunca, nunca me podría haber imaginado la noticia que hoy me dieron nada más salir de casa para hacer algunos mandaos. Nada más llegar a la plaza me encuentro con mi amigo Carrero y su mujer Popi, veo que están un poco asombrados y me dicen que Luis Carlos acababa de fallecer, mi reacción, ya se la pueden imaginar, sorprendido, no me lo creo, ¿pero eso como va a ser si ayer estuve con él? ¡¡¡INCREÍBLE!!!. Es cierto que cada vez que alguien muere resaltamos las cosas buenas que tenía, pero es que en el caso de Luis Carlos se cumple todo y todo es cierto, una persona alegre, agradable, educada, que intentaba resolverte el más mínimo problema en lo que a su negocio se refiere, en definitiva una gran persona a la que la vida ha sido muy injusta, como bien dice mi prima Rocío en su post ¿por qué?. No hay ninguna explicación para expresar lo que se siente cuando una noticia de este calibre sucede. Desde aqui quiero expresarle tanto a su mujer Alicia como a toda su familia y amigos mi más sincero pésame y decirles que sean fuertes (aunque es difícil). Un abrazo y donde quiera que estés Luis Carlos, HASTA SIEMPRE, ha sido un privilegio conocerte.